Alcázar de Venus: "Entre la Nieve y la Mar"

 

 

18/01/2007

«Me pegaron, me ataron y taparon la nariz y la boca para revolver la casa»

 La Guardia Civil busca a tres hombres que maniataron a una anciana en la Alpujarra mientras intentaban robar

 R. VÍLCHEZ Y R. MENDOZA/OLÍAS/GRANADA

MAGULLADA, Carmen, en la cama con los signos de los golpes en el rostro. /RAFAEL VÍLCHEZ

Una anciana de 77 años de Olías, un anejo de la localidad alpujarreña de Órgiva de sólo seis habitantes, ha estado a punto de perder la vida tras ser atacada, golpeada y maniatada a manos de tres individuos que irrumpieron en su casa para, supuestamente, robar. Los hechos tuvieron lugar el pasado lunes y la Guardia Civil de la localidad mantiene abierta una investigación para dar con los autores de la agresión.

Sobre el móvil del asalto, fuentes consultadas en la Comandancia indicaron que tienen abierta más de una línea de investigación. A pesar de que todo apunta a un robo, que finalmente no llegó a perpetrarse, existen contradicciones que hacen pensar en otra motivación de los asaltantes. La vivienda de esta mujer, donde también reside su hijo, es muy humilde. Por lo que ir directamente al asalto de este cortijo para robar no parece lo más lógico.

No obstante, los familiares de la víctima indicaron a IDEAL que los ladrones podrían buscar el dinero en efectivo que manejase el hijo de la anciana, fruto de sus negocios, aunque tampoco sea demasiado. De hecho, los ladrones se dirigían al dormitorio del hijo de la anciana. No llegaron a registrarlo porque huyeron del lugar ante la presencia inesperada de este último.

Carmen Martín Molero, la víctima, se salvó gracias al regreso a casa de su hijo media hora después del asalto. Por el momento, se encuentra encamada recuperándose, en casa de su hija.

Tres personas

Desde la cama, la anciana relató a IDEAL cómo sucedieron los hechos, eso sí, hasta que perdió la conciencia de los golpes.

La mujer se encontraba, el pasado lunes sobre las once de la mañana, en la puerta de su casa. Su hijo Francisco, junto a un veterinario de Órgiva, acababan de marcharse, hacia los corrales, para vacunar a las cabras y ovejas que posee la familia.

«Vi subir tres personas muy silenciosas por mi calle y yo me pregunté dónde irían. Recuerdo que uno de ellos llevaba gafas y una camisa muy oscura. Cuando se distanciaron un poco de mi casa, se volvieron, y uno de ellos se abalanzó sobre mí, me tapó la boca con su mano, me golpeó y me llevó arrastrándome a la casa».

Allí, «como un loco», recordó la anciana, la arrojó sobre el sofá y le taparon la boca y la nariz con cinta aislante. «Menos mal que quedó un pequeñísimo orificio por donde pude respirara duras penas», apunta. De lo contrario, habría muerto asfixiada. También le ataron los pies y manos con cintas. «En cuanto perdí el conocimiento, por lo que me han contado, parece me arrastraron otra vez y me metieron debajo de la cama, porque, supongo me creyeron muerta», explica Carmen.

 Revolvieron toda la casa

Mientras la amordazaban y la ataban de pies y manos, otra persona se dedicaba a rebuscar entre los enseres de la casa. «Yo escuchaba el ruido y jaleo que hacían los desconocidos. Lo pusieron todo patas arriba, la registraron casi toda. Y según he podido saber después, cuando se disponían a entrar en el cuarto de mi hijo, escucharon ruidos de gente, pues regresaba mi hijo y el veterinario a mi casa. Y como eso no se lo esperaban, salieron de la casa, tiraron por otra calle y desaparecieron en un coche», relató.

Cuando llegó Francisco, el hijo de Carmen, a casa y vio lo que había sucedido, encontró a su madre atada y envuelta en una balsa de sangre, repleta de magulladuras y hematomas. Llamó a su hermana Isabel, que reside en la localidad de Rubite, y ésta acudió con los dos médicos del pueblo para que la atendieran con la mayor rapidez posible. Y después de desatarla, limpiarla y tratarla, ingresó en el hospital de Santa Ana de Motril, donde fue dada de alta en el mismo día.

 La Guardia Civil visitó ayer a la anciana para interrogarla sobre lo sucedido, mientras buscan a los responsables de los hechos. El día de la agresión montaron un dispositivo en las carreteras alpujarreñas para intentar, aunque sin éxito, interceptar a los agresores.

 

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