Alcázar de Venus: "Entre la Nieve y la Mar"

 

Ayer se marchó…

 Antonia Pérez López

                Ayer se marchó con la Virgen, con su Virgen del Rosario de la que era tan devota y en cuyas manos se puso durante todo el proceso de su enfermedad. A Ella le daba las gracias y a Ella se confiaba.

                Fue precoz para casi todo. Jovencísima se convirtió en esposa, muy joven llegó a ser madre, fue una joven abuela, y también precozmente se ha ido del lado de aquellos a los que tanto amó: sus hijos, su marido, su nieto, sus padres y hermanos, sus parientes y amigos.

                Nunca me ha gustado recoger notas necrológicas en nuestra página. Siempre he procurado que lo que transcienda desde Alcázar al resto del mundo sean noticias agradables o cuando menos singulares y que reflejen en lo posible el lado amable de la vida.

                Quizás hayan pasado ocasiones en las que desde el inicio de nuestra web, allá por agosto de 2004, podíamos haber recogido los óbitos ocurridos en nuestro pueblo o de personas relacionadas con él, mas siempre pensé que ellos estarían, sin necesidad de recogerlos aquí, en la memoria de todos los que los quisieron, y aún los recuerdan, los recordamos.

                Pero Antonia, Antoñilla, Toñi depende de quién la nombrara, además de ser alcazareña, era también una asidua visitante y colaboradora de “Alcázar de Venus”. Ella ha sido la que nos ha enviado multitud de palabras que recordaba de sus padres o abuelos y que hemos ido añadiendo a nuestro Vocabulario Alcazareño, también son varias las recetas que fue capaz de rescatar de la memoria familiar y enviárnoslas para que la pudiesen disfrutar los demás visitantes y, sobre todo, no dejó de comunicarse a través del Libro de Visitas con todos, de mostrar su condolencia cuando el caso lo requería o prestar su ayuda a aquellos otros visitantes lejanos o próximos y a los que conocía de algo o no conocía de nada. También tuvo la oportunidad de reencontrarse con amigas de la infancia, y fue embajadora y promotora de nuestra página en cuantas ocasiones pudo. Todos sus mensajes suponían para mí, y para muchos de los que los leían, un alivio porque sabíamos que se encontraba con ánimos para participar en este novedoso mundo de la cibernética y compartir, que era lo que a ella le gustaba, con  los demás lo mucho que tenía. También me consta que sus participaciones y visitas le suponían, en algo, motivo de alegría durante todo el largo proceso de su enfermedad.

                Antonia se ha ido y se ha llevado consigo otras colaboraciones con nuestra web que la enfermedad y su desenlace le impidieron que nos las hiciera llegar, pero seguro que desde el privilegiado lugar en el que se encuentra nos mandará su hálito para que de un modo u otro seamos capaces de recogerlas los que aquí nos hemos quedado y podamos compartirlas con todos los demás, como a ella le gustaba hacer.

               Echaremos de menos sus colaboraciones, pero eso no deja de ser más que una menudencia comparado con el vacío que ha dejado entre los suyos y que sólo el amor que derramó en vida podrá suplirlo. Ella y Juan, su marido ahora viudo, han dado durante este largo período ejemplo de fortaleza espiritual difícilmente entendible para aquellos que no tengan el soporte de lo sobrenatural como apoyo para comprender Su voluntad, que está por encima de la pobre razón de los humanos que en ocasiones nos creemos tan importantes. Gracias a ambos por ayudarnos a creer un poco más y por la demostración de fe y amor que a vuestros hijos y a todos los que os conocemos nos habéis regalado.

Teodoro Martín. Alcázar de Venus, 7 de noviembre de 2007.

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