Ayer se marchó…
Ayer se marchó con la Virgen, con su Virgen del
Rosario de la que era tan devota y en cuyas manos se puso durante
todo el proceso de su enfermedad. A Ella le daba las gracias y a
Ella se confiaba.
Fue precoz para casi todo. Jovencísima se convirtió
en esposa, muy joven llegó a ser madre, fue una joven abuela, y
también precozmente se ha ido del lado de aquellos a los que tanto
amó: sus hijos, su marido, su nieto, sus padres y hermanos, sus
parientes y amigos.
Nunca me ha gustado recoger notas necrológicas en
nuestra página. Siempre he procurado que lo que transcienda desde
Alcázar al resto del mundo sean noticias agradables o cuando menos
singulares y que reflejen en lo posible el lado amable de la vida.
Quizás hayan pasado ocasiones en las que desde el
inicio de nuestra web, allá por agosto de 2004, podíamos haber
recogido los óbitos ocurridos en nuestro pueblo o de personas
relacionadas con él, mas siempre pensé que ellos estarían, sin
necesidad de recogerlos aquí, en la memoria de todos los que los
quisieron, y aún los recuerdan, los recordamos.
Pero Antonia, Antoñilla, Toñi
–depende
de quién la nombrara–,
además de ser alcazareña, era también una asidua visitante y
colaboradora de “Alcázar de Venus”. Ella ha sido la que nos ha
enviado multitud de palabras que recordaba de sus padres o abuelos y
que hemos ido añadiendo a nuestro Vocabulario Alcazareño, también
son varias las recetas que fue capaz de rescatar de la memoria
familiar y enviárnoslas para que la pudiesen disfrutar los demás
visitantes y, sobre todo, no dejó de comunicarse a través del Libro
de Visitas con todos, de mostrar su condolencia cuando el caso lo
requería o prestar su ayuda a aquellos otros visitantes lejanos o
próximos y a los que conocía de algo o no conocía de nada. También
tuvo la oportunidad de reencontrarse con amigas de la infancia, y
fue embajadora y promotora de nuestra página en cuantas ocasiones
pudo. Todos sus mensajes suponían para mí, y para muchos de los que
los leían, un alivio porque sabíamos que se encontraba con ánimos
para participar en este novedoso mundo de la cibernética y
compartir, que era lo que a ella le gustaba, con los demás lo mucho
que tenía. También me consta que sus participaciones y visitas le
suponían, en algo, motivo de alegría durante todo el largo proceso
de su enfermedad.
Antonia se ha ido y se ha llevado consigo otras
colaboraciones con nuestra web que la enfermedad y su desenlace le
impidieron que nos las hiciera llegar, pero seguro que desde el
privilegiado lugar en el que se encuentra nos mandará su hálito para
que de un modo u otro seamos capaces de recogerlas los que aquí nos
hemos quedado y podamos compartirlas con todos los demás, como a ella
le gustaba hacer.
Echaremos de menos sus colaboraciones, pero eso no deja de ser más
que una menudencia comparado con el vacío que ha dejado entre los
suyos y que sólo el amor que derramó en vida podrá suplirlo. Ella y
Juan, su marido ahora viudo, han dado durante este largo período
ejemplo de fortaleza espiritual difícilmente entendible para
aquellos que no tengan el soporte de lo sobrenatural como apoyo para
comprender Su voluntad, que está por encima de la pobre razón de los
humanos que en ocasiones nos creemos tan importantes. Gracias a
ambos por ayudarnos a creer un poco más y por la demostración de fe
y amor que a vuestros hijos y a todos los que os conocemos nos
habéis regalado.
Teodoro Martín.
Alcázar de Venus, 7 de noviembre de 2007.
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