La Contraviesa: Bodega de la Alpujarra
RAFAEL GAN QUESADA | GRANADA
Panochas de amor
Allá por los años 50, las muchachas de Rubite se reunían a la puerta de una casa, a la luz de los candiles y las torcidas de aceite. Para ayudar a sus madres a desgranar las mazorcas de maíz. Allí, sentadas en un corro de sillas de anea, recibían a los pretendientes y “se hablaban”. A veces recitaban, entre risas, trovos muy populares como éste: “Antiguamente eran dulces las aguas del mar; se bañó una rubiteña y se volvieron salás”. Y también se formaban entretenidas ruedas juveniles por las calles y entonaban coplillas populares: “Ésta es la calle del aire, la calle del remolino, donde se remolinean tus amores y los míos. Vengo del molino de moler la harina, el molinero no me cobra la maquila. Vengo del molino de moler la harina”.
Molino del Aljibe
A Olías se llega desde la carretera general por una bajada vertiginosa, no hace mucho asfaltada. O por la pista que viene de Lújar y que es recomendable aunque dura para los aficionados a la bicimontaña. Cerca de Olías, un pueblo tranquilo entre olivos y huertas a los pies de la mole de Sierra Lújar, está el oculto e impresionante molino del Aljibe, una antiquísima almazara en el interior de una cueva natural. La enorme viga de madera y las piedras de moler dan cuenta de que su actividad fue intensa hasta que los tiempos modernos lo han dejado en el olvido.
El poblado medieval
Una pista, poco apta para los turismos, conduce a Bargis, una de las más antiguas alquerías musulmanas del siglo XI famosa por el buen aceite que se extraía en molinos como el que todavía se conserva, abandonado, a un extremo del pueblo y por la cantidad de encinas que había y de las que aún hay bellos ejemplares. Apenas quedan ya, sin embargo, tres familias de las 35 que vivían en esta población que pertenece al municipio de Órgiva desde 1973. Un par de eras empedradas, las antiguas escuelas y, sobre todo, la iglesia arruinada del siglo XVI en el barrio bajo es lo poco que queda en pie de un pueblo que es una joya por conocer.
Venta de las tontas
Uno de los lugares más emblemáticos es la Venta las Tontas, situado en el cruce de la carretera de Alcázar. Lugar de paso, parada y fonda de diligencias y caballerías de arrieros, el histórico enclave cuenta desde hace poco con un nuevo establecimiento que, a buen seguro, revitalizará esta comarca. Tal vez así no ocurra más lo que en enero de 1917 cuando el rey Alfonso XIII y su comitiva pasaron de largo dejando a dos velas a decenas de vecinos de los pueblos cercanos que esperaban verle. Las inclemencias del tiempo o las ganas de llegar pronto a comer a Haza del Lino fueron los culpables de este contratiempo que les dejó compuestos y sin monarca.
Alcázar de Venus
“Ay, Alcázar de Venus: si te busqué por tu nombre tan bello, tan andaluz, no extrañes que la memoria, al dibujarte en tu azul haga de tus cuatro casas humildes torres de luz”. Este poema de Antonio Oliver resume la belleza de Alcázar, pequeño pueblo que deslumbra al atardecer cuando sale la primera estrella en el firmamento. Encajonado entre montañas y barrancos, es un vergel de huertas moriscas que descienden en escalera hacia el Guadalfeo, digno de conocer, con sus huertas y olivos, viejos molinos y la iglesia del Rosario del siglo XVI. Una patrona que se festeja en agosto con la verbena de toda la vida: banderitas y bombillas multicolores y un conjunto musical en la recoleta plaza que desgrana su música hasta el amanecer bajo la estela de Venus.
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