Alcázar de Venus: "Entre la Nieve y la Mar"

 

En el recuerdo

 

El tiempo pasa, el recuerdo permanece. Es el único modo de mantener con nosotros a aquellos que ya nos han dejado para siempre y que nos estarán esperando allí donde todos nos encontraremos, según pensamos los que creemos en que después de ésta existe otra vida.

Esta mañana he conocido por medio de nuestro Libro de Visitas la muerte de nuestro amigo Antonio Pérez Domínguez "El Molinero".

Ya dejaremos de ver su viejo Volvo rojo, viejo pero siempre en perfecto estado de revista, aparcado en la entrada del pueblo o bien bajo el olivo del huerto de Consuelo y Antonio. El mismo que tantas y tantas veces lo ha llevado y traído en larguísimos viajes desde Barcelona a Alcázar y viceversa, que para él, según decía, no suponían gran cosa, porque en cada ocasión tenía la ilusión por llegar a uno u otro lugar en el que siempre se encontraba a gusto. Si en Alcázar con sus familiares y amigos, si en tierras catalanas, con sus hijos y nietos. No tenía pereza a la hora de ponerse al volante y cuando iba subiendo para la venta camino de Barcelona, seguro que ya estaba pensando en el próximo viaje de vuelta a Alcázar. No necesitaba de muchos motivos para decidirse a pasar una temporadita en el pueblo y dejar las tierras catalanas hasta que alguna obligación de orden mayor le obligara a volver.

Dejaremos de escuchar el característico tono ronco de su voz cuando nos aproximábamos al bar. Dejaremos de percibir el típico olor de sus diminutos cigarrillos, sobre todo en aquella época de la churrasca. Allí seguirá su vasillo de vino, el de cabida más pequeña, casi siempre lleno, ¡cómo sabía administrarlo!, esperando a mejor ocasión que, por desgracia, ya no será posible. Las fichas del dominó con las que en tantas ocasiones echamos el rato de entretenimiento entre bromas y algún que otro mosqueo por culpa de tal o cual jugada, seguirán en el cajoncillo para que, al sacarlas de nuevo, nos venga el recuerdo del amigo con el que siempre, independientemente del resultado de la partida, disfrutamos del juego y de la conversación.

Disfrutaba Antonio como pocos de sus pueblo, de Alcázar, de su vivienda construida con tanta ilusión en la que tenían cabida todos los que desde aquellas tierras se atrevían a bajar por aquí, presumía del nuevo apodo que dejó plasmado en el frontispicio de la casa: "Casa Niño de la Alpujarra", las reuniones con sus familiares por cualquier motivo, los paseos por la carretera, sus diatribas con su cuñado Manolo, las bromas con los más pequeños y las conversaciones sin fin con los que nos acercábamos al bar a echar un rato con los amigos. A pesar de la edad, su espíritu alegre siempre le hacía estar dispuesto en las fiestas a participar y colaborar, como el más joven, de cualquier modo, los juegos, los concursos de disfraces, el baile... Era un enamorado de Alcázar y de todo lo que tenía que ver con Alcázar.

Así, desde el primer momento en que echó a andar esta página web de "Alcázar de Venus", fue uno de sus más entusiastas seguidores, y en no pocas ocasiones dejó en el Libro de Visitas, él mismo o a través de alguno de sus hijos, sus impresiones sobre motivos diversos. Igualmente fue uno de los primeros en aportar su granito de arena al enriquecimiento de la página con su famoso "Problema del Molinero" que tanto papel y tinta nos hizo gastar a algunos hasta que se dio con la tecla del tan complicado acertijo.

Con estas breves palabras quiero mostrarle mi gratitud por haber compartido conmigo su amistad en muchos momentos, y a su familia, especialmente a Encarna y los hijos, mostrarle el testimonio de pesar mío y de los míos, y creo que también el de los visitantes de esta página de Alcázar de Venus.

Hasta siempre en el recuerdo, "Molinero"

 

 

Teodoro Martín.

Granada, 12 de abril de 2013.

Dos enlaces de nuestra web referidos a Antonio:

"El problema del Molinero"

"Donde se narran las aventuras que don Quijote tuvo en Alcázar de Venus en los albores del siglo XXI"

 

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