Alcázar de Venus: "Entre la Nieve y la Mar"

 

 

 

20/08/2008

DESPEDIDA DE NUESTRO PÁRROCO

Teodoro Martín./Alcázar de Venus.

Se llevaba rumoreando desde hacía un tiempo el tema, pero como en la mayoría de las ocasiones todo se vuelve rumor y casi nunca llega a cuajar, pocos pensaban que esta vez se convertiría en noticia real. Pero sí, en la misa del sábado 17 de agosto, dentro de las fiestas en honor de la Virgen del Rosario, al finalizar la misma, el propio Fran con un nudo en la garganta, que casi le impedía hilvanar las emotivas palabras que nos dedicó, lo confirmó al despedirse, por ahora, de todoLectura de la Palabra durante la Misas nosotros agradeciendo las enseñanzas que ha recibido de la actitud y el ejemplo de los habitantes del pueblo.

No está dentro de nuestras posibilidades conocer el futuro que la Providencia nos tiene preparado. Hoy estamos aquí y mañana... Dios dirá. Si esto es así para el común de los mortales, para aquellas personas que han dedicado su vida al servicio de Dios y al de los demás, qué decir. Su voluntad no tiene valor cuando sus superiores les ordenan el desarrollo de su labor en otros lugares o en otros menesteres. Éste es el caso de nuestro párroco don Francisco Campos, Fran para la mayoría de sus feligreses. El arzobispo de Granada lo reclama para ampliar estudios y desempeñar, en el futuro, una tarea distinta a la pastoral y él, haciendo honor al voto de obediencia, así lo ha aceptado.

Fran, que desde que fuese ordenado sacerdote ha llevado a cabo su labor en nuestra parroquia, al principio junto a Jorge (ambos llegaron a Alcázar siendo jovencísimos y estrenando ministerio), después con Juan Carlos desde Órgiva y en estos últimos años con Jose, un argentino que nos devuelve con creces la evangelización que hace más de quinientos años llevamos los españoles a su país, nos deja después de trece años.

Trece años en un mismo lugar marcan y dejan marca. Es evidente que a lo largo de este prolongado período de tiempo, el que Fran ha estado con nosotros y nosotros nos hemos sentido cerca de él, mucho de lo que en sus predicaciones sabatinas nos transmitía ha debido calar en la mayoría de los habitantes de Alcázar que hemos asistido a la celebración de la Eucaristía. También, como él mismo reconocía, algo de lo visto y oído habrá hecho mella en la forma de ser de Fran compartinedo el "pan nuestro de cada día" con los feligresesnuestro párroco, esperemos que haya sido lo mejor que el pueblo puede dar al que convive con nosotros. Dicen que todo se pega menos lo bonito, confiamos en que en esta ocasión haya sido todo lo contrario. Por eso creemos que cuando Fran se acuerde de Alcázar o comente con otras personas su paso por aquí, todo lo que salga de su boca estará referido a los aspectos positivos que la vida en tan pequeño y a la vez privilegiado lugar puede deparar.

Por nuestra parte siempre recordaremos su sacerdocio abnegado y su entrega total a la difícil tarea de transmitirnos la palabra de Dios en condiciones a veces poco propicias para ello. Recordaremos su voluntad por mejorar, dentro de las posibilidades económicas, la casa de Dios, que es la casa de todos, y aquí quedará para el futuro la colocación del cancel que, aunque recibido en un principio con división de opiniones, no cabe duda que ha aportado a la iglesia una intimidad que ayuda a un mayor recogimiento y a una mejor atención a las distintas celebraciones litúrgicas.

También recordaremos su esfuerzo, en la mayoría de las ocasiones infructuosos, para que los feligreses participáramos en los comentarios de la palabra, bien es verdad que daba la sensación de que él ya daba por descontado que sólo en  ocasiones excepcionales, por desgracia, podía contar con ello. No obstante, es digno de resaltar su empeño en la tarea. No debe de preocuparse por no conseguir éxito en ese propósito, la culpa no es suya sino de la falta de capacidad que tenemos los que asistimos a misa para romper con el miedo al ridículo, la timidez, la vergüenza y otros muchos aspectos que hacen que nos sintamos siempre cohibidos para exponer nuestra opinión sobre lo que dicen las epístolas o el Evangelio. Normalmente confiamos en el magisterio del oficiante, y en este caso no nos equivocábamos, pues siempre fue más que atinado la aproximación que nos hacía de las lecturas de cada domingo.

Sepa usted, don Francisco, que adonde quiera que el destino le envíe podrá contar con el apoyo y las oraciones de muchos de los habitantes de Alcázar, nosotros quedamos en la confianza de que la reciprocidad será total. Gracias, Fran, por tu dedicación durante el "golfo" de tu juventud a las almas de las personas que habitamos o visitamos un lugar tan remoto y próximo, a un mismo tiempo y en todos los sentidos, como es Alcázar.

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