Alcázar de Venus: "Entre la Nieve y la Mar"

 

 

 

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De venta en venta

Un recorrido desde Rubite a Murtas con una gran oferta gastronómica
 

29.11.09 -
 
Hoy carretera y manta. Rumbo a la montaña, panorámicas sublimes, la nieve cercana... ¡ah, y la gastronomía! Pues un recorrido por la Sierra de La Contraviesa conjuga todos estos atractivos y se convierte en una propuesta ideal para las próximas semanas en que Sierra Nevada se cubre de su anual manto blanco y luce radiante desde las cumbres próximas al litoral. Un circuito de 35 kilómetros que, de oeste a este, nos lleva por toda la cuerda de la cordillera de La Contraviesa, atravesando siete municipios diferentes -Órgiva, Rubite, Torvizcón, Polopos, Sorvilán, Albondón y Murtas- y cuyo denominador común es un paisaje de montaña con lomas cubiertas de encinas, almendros o viñas y salpicado de decenas de cortijadas blancas con los nombres de sus primeros habitantes: Guirao, Escudero, Salas, García, Tarifa, Ruiz... Pero además vamos a añadir un ingrediente más, la gastronomía, ya que nuestro hilo conductor es el conjunto de restaurantes que iremos encontrando al paso. En concreto una decena de establecimientos -restaurantes, secaderos de jamón y bodegas- que se hallan enclavados muchos de ellos en los emplazamientos de las antiguas ventas de arrieros de las que han conservado el nombre: de las Tontas, del Tarugo, del Chaparro, del Empalme, del Chaleco...
En marcha pues hacia La Contraviesa, a nuestro punto de partida en la conocida Venta de las Tontas, situada en la carretera A-348 Órgiva-Albuñol. Hasta aquí habremos llegado desde la Costa, atravesando el pueblo de Rubite, o desde Órgiva. Estamos a 1040 metros de altitud, en un enclave único a los pies de la majestuosa Sierra de Lújar. Que tal vez lo mejor sea preguntarle al propietario de la actual 'Venta Cañadas' el origen de tan curioso nombre para un lugar que, tras décadas de ruina, ha visto levantarse de nuevo como un establecimiento turístico de primer orden -restaurante especializado en la gastronomía de la zona como choto, migas, carnes diversas, embutidos y alojamiento rural en plena naturaleza, teléfonos 958 347271 y 618 963617 para reservas- regentado por Diego Cañadas y su familia desde 2006. Primera parada pues para disfrutar de un paseo por los cercanos pueblos de Fregenite y Olías, al cercano pinar a buscar setas o tal vez visita prolongada al bello pueblo de Alcázar, barranco abajo hacia el Guadalfeo.
A partir de las 'Tontas', como todo el mundo conoce este lugar, la carretera sigue ascendiendo y, tras el cruce de Rubite, pasa junto al mirador del Rey. Sí, pues el 31 de enero de 1917 el rey Alfonso XIII visitaba estas tierras en una comitiva de coches esperada por cientos de habitantes en cada cruce de carreteras hasta el Haza del Lino... ¡a pesar de la niebla!
En apenas ocho kilómetros alcanzamos el formidable paraje de Haza del Lino, con su enorme castaño a pie de carretera para asombro de todos. Epicentro de La Contraviesa, esta venta es, tal vez, el lugar más frecuentado en la zona. Auténtico cruce de caminos, el visitante está en medio de un bello alcornocal, auténtica joya botánica de la provincia que suele recibir la visita de las nieves cada año. Lo que hace las delicias de cuantos suben a hacer muñecos de nieve o pasear entre los árboles de corcho cubiertos de un manto blanco. Gracias al buen hacer de la familia García Carrión, hace ya más de 30 años que sus puertas siguen abiertas para atender a la Alsina, acoger al viajero cansado, ofrecer buenas lumbres en los fríos inviernos y, sobre todo, dar de beber y comer -teléfono 958 836821- a cuantos visitan esta venta de abolengo.
Animado lugar de encuentro en la barra donde degustar el vino del terreno, fruto de las viñas circundantes que se descubren en el camino hacia tierras de Albondón, con una cota máxima de 1400 metros de desnivel. A escasos kilómetros y una vez pasada la venta-secadero de jamones del Chaparro, un desvío a la izquierda nos conduce hacia Torvizcón y el Guadalfeo. Nuevos paisajes, nuevas sensaciones... próximas rutas. Nosotros en cambio seguimos por la 'raspa' de La Contraviesa en dirección este y echamos pie a tierra para 'curiosear' el cortijo de las Cuatro Hermanas con su ermita de San Marcos y unas sorprendentes cruces levantadas, piedra a piedra, por Juan López, un vecino de la zona que dejó así su recuerdo para la posteridad.
Es hora tal vez de tomar algo y en la cortijada de Piedras Blancas -teléfono 958 343 135- nos atenderán con gusto. No en vano los hermanos Romera llevan varias generaciones dedicados a la viticultura y, además de excelentes vinos, producen exquisitos jamones dadas las excelentes condiciones de la zona para la curación de perniles de marrano. Parada y fonda pues antes de continuar deleitándonos con las vistas cambiantes según la época del año y en donde, aquí y allá, algo nos llamará la atención un par de mulos arando, las viñas con los pámpanos ya rojizos o un bello cortijo de techos planos de pizarra... Que cada cual pare y se recree a discreción, ya sea en la cercana balsa de agua que abastece a la comarca o, si opta por bajar a la cortijada de los García de Verdevique, -www.bodegasgarciadeverdevique.com- conocer su célebre bodega.
El recorrido por esta carretera de montaña -cuidado con la estrechura y las heladas- nos depara sorpresas a cada curva: cortijos semi abandonados, lugares enigmáticos, tesoros de moros escondidos, como La Pisá del Caballo, La Hoya del Muerto, los Animicas. Cualquier punto de la ruta es bueno para adentrarse por una pista y conocer a fondo la zona: descubrir unos álamos dorados y una fuente escondida en los Tarifas; toparse con tres lugareños a la puerta de la bodega hablando de mosto que, "por San Andrés, vino es".
Y eso, que como con buen vino se hace el camino, qué mejor que disfrutar de otra venta histórica: la del Tarugo, a unos 15 kilómetros de Haza del Lino. "Estamos en un sitio con mucha tradición, de toda la vida ha habido una venta y posada en donde paraban, sobre todo, los arrieros", nos informa José Galdeano, el dueño. Y así es pues, en efecto, no sólo una sino hasta tres fueron a mediados del siglo XX las ventas -del Tarugo, del Empalme y del Mediodía- en apenas un kilómetro de distancia. En cuanto a lo de Venta del Tarugo -en realidad era un lugar para descansar donde cada uno se calentaba su comida- nada tiene que ver con la madera sino que, como cuentan, se debe a un pastor, a un tal Gabriel 'el Tarugo', que solía andar con el rebaño, con su cayado, su perro y, a buen seguro, su peculiar carácter. De esta y de otras historias, de la tradición agrícola de la zona, da buena cuenta el actual restaurante -teléfono 958 349004- que conserva antiguos trillos, serones o capachos a modo de decoración rústica del comedor.
Estamos en tierras de Albondón pero, poco a poco, nos adentramos en Murtas y la carretera nos ofrece nuevas vistas de la Alpujarra y sitios suficientes para degustar la gastronomía y los vinos de La Contraviesa. En especial la centenaria bodega-restaurante Cuatro Vientos -www.marquesdelacontraviesa.es- que, bajo la dirección de Juan José Castillo, se está convirtiendo en un importante complejo enoturístico en donde el visitante tiene la ocasión de conocer la elaboración de prestigiosos vinos de la mano del enólogo Francisco Javier Molina. Para brindar tal vez por esta ruta que ya acaba a dos kilómetros en otro cruce de carreteras pero con una última sorpresa. Y es que, si nos hemos quedado con hambre en este circuito o simplemente por interés, es aconsejable visitar la fábrica de quesos Venta del Chaleco -958 064112- una moderna explotación ganadera de ovejas y cabras, con cuya exquisita leche Isabel y Paco elaboran unos excelentes quesos artesanales que, seguro, nos dejarán un buen sabor de boca y harán realidad que ésta sea la ruta de la Ventas.

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