Siempre han existido y
siguen existiendo
personas que, con gran
sentido de solidaridad,
acuden a todos los
velatorios y entierros
de su pueblo para
acompañar a los
dolientes. Una de estas
buenas y serviciales
personas era Amparo
Martín Rodríguez, nacida
en el municipio de
Órgiva hace 72 años.
Amparo se despidió de
este mundo en la víspera
del Día del Señor, de
repente, cuando se
dirigía con su única
hija, María José, al
campo a labrar su
hortaliza. Amparo
residía en la aldea de
Tíjola (en la zona de
'Los Agustines') situada
a varios kilómetros del
casco urbano de Órgiva.
Amparo fue enterrada
cuando brilla más el
sol: el Día del Señor.
Era la pequeña de cinco
hermanos (dos ya
fallecidos), enviudó de
Fernando González en
2004. Ella acudía a la
Escuela de Adultos de
Tíjola. Le encantaba el
encaje de bolillos, las
flores, el campo, viajar
y acudir a la cercana
ermita consagrada a
Santo Corvero. Tenía
buena memoria y siempre
estaba contenta y con
buen humor.
Uno de sus vecinos, el
agricultor José Manuel
Fernández, asegura que
Amparo era servicial
para todo el mundo y que
acudía a todos los
duelos que se producían
en Órgiva y en Tíjola
para acompañar a los
dolidos y darles el
pésame. «Nunca la
olvidaremos. A todos los
vecinos nos avisaba
cuando moría alguien.
Era una mujer muy activa
que ayudaba mucho a los
más necesitados. Era muy
querida en Tíjola y
Órgiva debido a su
bondad, hospitalidad y
generosidad. Dios la
tenga ya en su gloria
porque se la ganó a
pulso mientras estuvo en
este mundo», señaló.