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El sabor tradicional de lo 'hecho en la Alpujarra'

 

La Feria de la comarca, que se ha celebrado en Órgiva con un éxito notable, ha reunido a sectores tan dispares como la alimentación y la artesanía
10.04.12 - 17:58 -
 
Artesanos, empresarios y visitantes se dieron cita durante la Semana Santa en el complejo deportivo Río Chico del municipio alpujarreño de Órgiva, con motivo de la Feria de Turismo, Alimentación y Artesanía ‘Hecho en la Alpujarra’. El balance de la XVII Edición ha sido positivo, según fuentes de la organización, si bien el sector agroalimentario resultó más beneficiado en términos económicos que el de la artesanía.
Sandalias de cuero, broches hechos con semillas de jacaranda, vinos, embutidos y queso. Rutas guiadas, casas rurales, espejos, capiteles y decorados de ópera. Con precios entre los 2 y los 6.000 euros, los visitantes de la ‘Hecho en la Alpujarra’ recorrieron 1.500 metros, la extensión del pabellón, rodeados por las mejores muestras agroalimentarias, turísticas y artesanales de la comarca.
Requisito fundamental era que las empresas y talleres estuvieran ubicados en la Alpujarra, pero el lugar de origen de los expositores podía ser otro. Así, Hugo Quirós y Juana Osorio, regentes del stand ‘La negra Tomasa’, procedían de Argentina y Colombia, respectivamente. Sus diseños, basados en la artesanía en fieltro y la cáscara de naranja disecada, plagaron la Feria de coquetas muñecas de aire distraído. La pareja, con centro base en Mecina Fondales, donde situaron su taller hace ahora 9 años, trabaja de forma itinerante siguiendo ferias y festivales, como el Womad de Cáceres. «Cuesta mucho sacrificio, pero nos gusta», asegura Hugo. «Se puede vivir de la artesanía, es un tema de control monetario. A veces hacemos muchas ferias seguidas, pero tienes que tener en mente que en otros momentos vivirás de lo que ahorraste».
«Es una época difícil», apunta José Vera Ruiz, «pero la crisis te exige reinventarte». José, junto a Goretti Alós, levantó uno de los stands más llamativos: las figuras sobredimensionadas. Trabajaron como escultores y escenógrafos vistiendo La Zarzuela, El Liceo o El Teatro Real. De las manos de José salió ‘Ruperta’, la famosa calabaza del ‘Un, dos, tres’. Ahora, instalados en Órgiva desde hace unos meses, trabajan en un taller «a la antigua usanza» donde reciben todo tipo de encargos.
El ‘más barato todavía’
Gracias a la crisis, afirman, han dejado la escenografía con letras mayúsculas, donde eran más gestores que otra cosa, para retomar su vocación inicial. Sin embargo, el sello de lo artesano tiene que hacer frente a la guerra del más barato todavía. «Generalmente buscamos el precio y, buscando el precio, muchas veces arruinamos a familias o regiones», comenta José. «Compramos esa copa hecha no sé dónde, sin pensar que detrás de esa otra copa, que es un poco más cara, hay una familia o dos, o un pueblo viviendo. Creo que debemos ser conscientes de que con un acto tan sencillo como comprar podemos apoyar o hundir una filosofía de vida».
Y con ese sentido, el de apoyar una filosofía de vida, nació hace tres años La Flor de la Alpujarra, una cooperativa de agricultores que quería asegurarse el correcto tratamiento de las aceitunas que recogían con tanto cuidado y crearon su propia almazara, en el anejo orgiveño de Las Barreras. «Hemos hecho bastantes ventas, más que el año pasado», reconoce entusiasmado Ángel Moreno, uno de los socios de la cooperativa que atendió el stand durante la Feria. «Puede ser porque nos conocen. Muchos nos han dicho que compraron otros años y vienen a repetir». Los que se acercaron hasta La Flor de la Alpujarra, que recibió además el premio al mejor stand, pudieron degustar dos tipos de aceite antes de elegir. El ‘Benizalte’, ecológico, proveniente de la primera recogida y, por tanto, con más aroma y sabor. Un aceite un tanto picante, con un ligero amargor al paso por la garganta, muy recomendable para consumos en fresco. Y el ‘Sortes’, convencional, la opción ideal para cocinar, porque no tapa el sabor. Dos aceites estacionados en frío, con una acidez en torno al 0,2. Decantados, no filtrados, manteniendo los olores y el sabor de lo que está hecho en la Alpujarra.

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