En este estudio fotográfico de la localidad alpujarreña, que también vende lotería de forma habitual, José María Álvarez, el responsable, y su mujer celebraban este viernes haber llenado los bolsillos de alguien a quien no lograron ponerle cara.
En Órgiva no se tardó en conocer la noticia e incluso algunos vecinos tuvieron que desmentir que ellos habían sido los agraciados. «Los jueves vienen habitualmente a la administración ciudadanos de fuera y gente de otros pueblos de la Alpujarra que bajan hasta Órgiva, explicó Álvarez, quien celebró «encantado» poder haber repartido este premio. Las esperanzas de encontrar al afortunado, no obstante, son pocas, ya que no es necesario regresar al lugar donde se realizó la apuesta para cobrar el dinero del boleto sellado.
El vendedor se enteró del premio en la noche del jueves, cuando le avisó la delegación de Loterías y Apuestas del Estado en Granada. José María Álvarez heredó el despacho receptor 36.285 de su abuela, Milagros Margarita López, quien comenzó a vender lotería hace unos veinte años en el mismo local en el que su marido trabajaba a la par como fotógrafo.