En busca del novio más nuevo y el olivo más viejo
Órgiva
invita a los viajeros a encontrar pareja este fin de
semana, a comer rica carne y a pasearse por legendarios
senderos y monumentos artísticos
TEXTO:/ANDREA
G. PARRA / FOTOS: IDEAL / GRANADA
Casa palacio de los Condes de Sástago. |
ATARDECER y amanecer. Los dos momentos son buenos para
contemplar el trajín y a la vez sosiego de Órgiva,
localidad sita en la vertiente sur del Parque Natural de
Sierra Nevada. El municipio regala al viajero bonitas
estampas a través de su ruta de los olivos centenarios y
de rincones como el monumento artístico del Molino de
Benizalte. Pero eso no es todo. Este municipio -a menos
de 60 kilómetros de la capital granadina- está salpicado
de hermosas casas rurales en las que descansar y
levantarse contemplando unas vistas extraordinarias.
En las calles de este pueblo alpujarreño, uno de los más
importantes, se escucha hablar en tantos idiomas como
pueda uno imaginarse. Eso sí, la idiosincrasia y
tradición no se ha borrado. El viajero lo podrá
comprobar dándose un paseo por el Barrio Alto, el Barrio
Bajo, el Barrio del Luque o el Callejón de los Muertos
-muy estrecho-.
Calles estrechas
Si se da este paseo el próximo sábado por la tarde noche
se encontrará con una vieja tradición. Se celebra San
Sebastián -como en muchas otras localidades de las
provincias de Granada, Almería y Jaén-. No obstante, en
esta localidad asentada sobre el río Guadalfeo y su
afluente el río Chico tiene una particularidad bastante
curiosa. San Sebastián le encuentra novio a toda mujer
que le dé con un garbanzo en el ombligo. Sí, quien
quiera encontrar pareja que vaya a Órgiva.
A la salida de la misa -se celebra en la ermita de San
Sebastián, en el Barrio Alto- las mujeres lanzan
garbanzos a la imagen y si consiguen dar en el ombligo
descubierto, el santo concede amor o lo que se le haya
pedido con devoción. El recorrido del santo es breve y
bastante bonito. Tras su encierro de nuevo en la ermita
se celebra una convivencia vecinal con chocolate y
buñuelos incluidos.
Después de participar en esta singular fiesta, el
domingo el viajero/a puede buscar no ya novio/a, sino el
árbol más antiguo de la ruta de los olivos centenarios.
Es un paseo encantador por los alrededores de este
municipio que comunica con otros parajes y casas rurales
con mucho sabor. El Ayuntamiento, además, lo ha
señalizado y promocionado.
Los primeros olivos centenarios -de unas dimensiones
espectaculares- se localizan cerca del casco urbano de
Órgiva, en el histórico Camino del Zute. El recorrido
continúa -es de dificultad baja- por el río Guadalfeo y
las huellas de estos históricos árboles -con cientos de
años de historia- y grandes troncos y ramas se dejan ver
en parajes como La Vegeta, La cuesta de Jaramuza, Pago,
Camino de Enmedio y Benizalte. Estos olivos llegaron a
producir más de medio millar de kilogramos de fruto.
En el paseo por el campo y por el río Guadalfeo, el
viajero también se topará con las ruinas de una
fortificación construida entre los siglos XI y XII.
Están a 3 kilómetros al sur de Órgiva, sobre la margen
izquierda del río Guadalfeo, en el paraje conocido con
el nombre de Barranco de El Castillejo. Se conservan
espesos muros y un aljibe.
De vuelta a Órgiva, el excursionista volverá a
contemplar una de las imágenes inconfundibles y que
identifican rápidamente a este municipio: las dos
elevadas torres gemelas de planta octogonal, que tienen
remates de pizarra muy agudos, de la iglesia de Nuestra
Señora de la Expectación. No sobresale tanto, pero otro
de los monumentos destacados es la Casa Palacio de los
Condes de Sástago. Y también merece la pena la plaza de
la Alpujarra: en cada azulejo se ha escrito el nombre de
un pueblo de la comarca.
Tras tanto ajetreo, el viajero podrá reponer fuerzas en
los buenos restaurantes y bares del Órgiva y de anejos
como Las Barreras, o ir al cercano pueblo de Bayacas,
que este fin de semana también está de fiesta. No hay
tiempo para aburrirse. |