El último cabrero de Alcázar

     Con este titular se publicó en el diario Ideal de Granada, allá por julio de 1991, este breve reportaje que a continuación presentamos a nuestros visitantes. La fotografía también aparece en el periódico; el texto y la  foto, sin firma en el diario, creemos que son de Rafael Vílchez. Esta noticia ha llegado a nosotros y a nuestra web gracias a la amabilidad de las señoritas que trabajan en la Oficina Centro de dicho periódico en Granada.

La noticia tal y como aparece en el diario IDEAL de Granada en la edición del martes, 2 de julio de 1991, en su página 10:

EL ÚLTIMO CABRERO DE ALCÁZAR.

Alcázar, anejo de Orgiva aunque dista 22 kilómetros de esta localidad, en años pasados llegó a tener 500 habitantes y 35 rebaños de cabras y ovejas. Rosendo con sus cabras.Ahora tan sólo cuenta con 140 vecinos y un solo pastor, hijo de pastores, que por no encontrar trabajo en otro sitio no tiene más remedio que salir día tras día con sus cabras y ovejas por los cerros y montañas que rodean su pueblo. Se llama Rosendo y tiene 26 años de edad. No tiene novia porque «las pocas chicas que hay en mi pueblo ya tienen compromiso y en pocas ocasiones puedo desplazarme a otros pueblos más grandes a buscar alguna mujer que me agrade». Rosendo espera casarse y poder tener otro trabajo que sea menos sacrificado. Recuerda a la Administración que ponga en su pueblo una cabina de teléfonos para hablar cuando él quiera y no tener que molestar a los dueños de la casa donde está el teléfono público.

Nota de la web.

Después de casi 14 años desde que vio la luz este reportaje, Rosendo sigue siendo el último cabrero de Alcázar. El número de vecinos se ha reducido casi a la mitad (aunque pensamos que la noticia exageraba un poco). No ha tenido que salir de su pueblo para encontrar novia, pues no todas las chicas tenían compromiso. La cabina de teléfonos aún no se ha puesto en el pueblo pero sí ha llegado a bastantes casas el teléfono rural (los que comienzan por 34..) que ha solucionado en parte el problema de incomunicación de la localidad, con ello hemos dejado de molestar a los dueños de la casa donde estaba el teléfono público.  

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