Alcázar de Venus. Fiestas 2009

 

Entre cerros escondida,

Silente como una musa,

Alcázar allá se encuentra

Esperando a quien la busca.

La rambla y el barranquillo

Que sus costados los surcan,

Cuando las estrellas lucen,

Con una nana la arrullan.

Así se queda tranquila

Pasando la noche oscura

Y al kikirikí del gallo

Todas sus casas madrugan.

Despacio se pasa el día

Sin agobios y sin bullas

Mirando a Sierra Nevada

Con sus laderas desnudas.

Y llega el atardecer,

Cuando Venus se vislumbra

Recorriendo nuestro cielo,

Acompañando a la Luna.

Los días así transcurren,

Alcázar parece muda,

Sólo se oye el cantar

De las aladas criaturas.

 Recostada entre los cerros,

Silente como una musa,

Aquí soñando está Alcázar

Esperando a quien la busca.

 

¡Y parece que fue ayer! Cuando decíamos aquello de: ¡hasta el año que viene!

Pues ya está aquí “el año que viene” y de nuevo nos encontramos ante la agradable misión de dar cuenta, más o menos fidedigna, de todo lo que ha acontecido en las fiestas de este 2009, acompañándolo de abundante documento gráfico que tanto gusta al personal.

Perdonadme la licencia del romance del encabezamiento, pero la cabra tira al monte y a mí eso de romancear de vez en cuando me chifla, que diríamos en lenguaje coloquial.

Como siempre, al iniciar esta crónica, no podemos menos que rendir homenaje a los que ya no están entre nosotros y que desde arriba habrán disfrutado también de las fiestas a las que casi nunca faltaron: Marino, Paquito y Angustias, no nos hemos olvidado de vosotros, confiamos en que vosotros tampoco nos olvidéis desde tan privilegiado lugar.

De igual modo resaltar la abnegada labor, nunca suficientemente reconocida, de los mayordomos y mayordomas que junto a sus colaboradores han conseguido que un año más las fiestas hayan sido un  éxito total tanto en la participación como en la realización de las actividades que con tanto esmero han ido preparando a lo largo del año.

Como el año pasado comenzaron las fiestas con el lanzamiento de abundante material para la chiquillería desde la torre de la iglesia que, una vez más, se convirtió en el rey mago del verano para los niños que con ojos como platos y manos alzadas al cielo esperaban recoger su globo gigante, las pelotas de goma o las chucherías que desde lo alto lanzaban los mayordomos. Posteriormente a cada niño se le hizo entrega de un pack individual con un juego o similar. Lo que son las cosas y lo que cambian los tiempos: a la mañana siguiente al pie de la torre había tantos caramelos que podían ser recogidos a puñados, como si allí no hubiese habido niños por la tarde. Para el año que viene habrán de pensar los mayordomos en algo que interese a los pequeños más que los caramelos, ¡los tiempos modernos! A los mayores no nos lanzaron nada desde la torre, pero nos dieron la bienvenida con una copita de sidra y unos pastelillos para ir abriendo boca.

Por la noche, el grupo “Galilei”, animó la verbena con pasodobles, valses, cha-cha-chás, rumbas y algún que otro “Paquito el Chocolatero”. Para ser la víspera de las fiestas la afluencia de público fue abundante y al parecer se tomaron este inicio con ganas porque algunos con los que nos topamos a las seis y media de la mañana, a la hora de asistir al Rosario de la Aurora, todavía saludaban con un poco entendible “Buenas noches”.

Restregándonos los ojos para mantenerlos abiertos recorrimos las calles de Alcázar rezando y cantando a la Virgen del Rosario. Una vez concluida la letanía y el canto de la Salve, al salir de la iglesia, las cansadas gargantas recibieron el salutífero lubricante de la copita de anís. Durante la ingesta del licor y los pastelillos ofrecidos por los mayordomos, amén de un delicioso bizcocho preparado por María Modesta Correa, los hermanos González Acosta con su guitarra nos hicieron recordar viejas canciones de la tuna y otros pasacalles salpicados de rumbas que añadieron un poco más de fatiga a las cuerdas bocales de los matutinos cantores.

El que pudo durmió lo que pudo… o lo que le dejaron, y a las doce en punto en la iglesia de nuevo para asistir a la celebración de la Eucaristía en honor de los patronos. La misa fue oficiada por nuestro nuevo párroco, don Manuel, el cual en su homilía ponderó el ambiente de unidad y hermandad que se vive en estos días de fiesta y que debería de ser el mismo a lo largo de todo el año. Al finalizar la misa recordó las obras llevadas a cabo para la reparación del tejado de la iglesia y otras pequeñas reformas y la necesidad de que los que lo crean conveniente colaboren a sufragar los gastos que han conllevado, pues aún queda una deuda importante pendiente (Nº de la cuenta de la Parroquia en Caja Granada: 2031-0102-36-0200378410).

Al finalizar la misa, los aficionados a la blanca doble y sus restantes compañeras, los de la Malilla, la Andorra, el Tuerto y demás singulares naipes de la baraja española, acompañados de los nunca bien ponderados mirones, se dirigieron a contender en amigable batalla para conseguir el paso a las finales correspondientes de dominó y rentoy del día siguiente. Aquellos que gustan de apoyar el codo en algún lugar cerca de donde no escasean las bebidas refrescantes y salen olores que hacen funcionar los jugos gástricos, se quedaron merodeando por la plaza de la iglesia, mientras la paella  acababa de hacerse y engañaron al estómago con algunas tapitas que abundantemente les ofrecieron los mayordomos. A la hora prevista la paella comenzó a pasar de la paellera a los platos y de estos a los impacientes estómagos de tal modo que todos los asistentes, vecinos y visitantes, quedaron más que satisfechos. Una curiosidad: para una población que a lo largo del año apenas alcanza los setenta habitantes se prepararon, y consumieron, más de 350 raciones de paella.

Los mayores durmieron la siesta, mas los pequeños estaban impacientes porque comenzaran las carreras de sacos, del huevo y la corrida de cintas, que por fin pudieron disfrutar a partir de las seis de la tarde. Tras los grandes esfuerzos los mayordomos supieron compensar a los participantes y espectadores con la “merendica” de todas las tardes.

Al atardecer, las imágenes de Nuestra Señora del Rosario y de San Antonio Abad recorrieron en solemne procesión todo el pueblo: desde la Plaza pasando por la Caná, el Cerrillo, la Higuerilla, el Barrio Bajo, por la carretera hasta la Ermita y vuelta a la iglesia, donde emocionadamente fueron sucesivamente vitoreadas por todos los participantes en la función religiosa y despedidas con cánticos alusivos a la Virgen.

La noche fue apoteósica. Comenzó con la fiesta de disfraces de niños y mayores, digna del mejor de los carnavales: desde Venecia a Río pasando por los de Cádiz o Tenerife. Todos los participantes hicieron funcionar a fondo su imaginación para  tratar de sorprender al jurado y a todos los que boquiabiertos asistimos al desfile de tan variado y espectacular pase de modelos. (En pieza aparte he colgado dentro de “Casos y Cosas, Personas y Personajes”  un breve romance titulado “Donde se narran las aventuras que don Quijote tuvo en Alcázar de Venus en los albores del siglo XXI.” <<Pincha aquí para leerlo>>).

Tras la entrega de premios y obsequios a ganadores y participantes prosiguió la velada animadamente entre los acordes del grupo “Galilei”, dándole una alegría danzarina al cuerpo y visitando esporádicamente la barra para refrescarse y poner “gasolina” en el motor.

Como decía aquel famoso dúo de humoristas “la plaza estaba abarrotá”, en pocas ocasiones se ha visto el baile tan concurrido como en esa noche. Fueron muchas las personas venidas de fuera que nos acompañaron, fundamentalmente nuestros vecinos de Torvizcón. Todos estábamos pendiente de la sorpresa que anunciaba el programa de fiestas, y ésta llego poco después de las tres de la madrugada en forma de chocolate con churros. La cola, a la espera de recoger la correspondiente ración, ocupó prácticamente toda la extensión de la plaza de la iglesia. Después de tomar el delicioso chocolate con los no menos exquisitos churros, unos volvieron al baile, mientras otros, después de agotadora jornada, decidimos retirarnos; cuando alcanzamos cierta edad se hace bueno el dicho de: “una retirada a tiempo es la mejor de las victorias”.

A media mañana del último día de las fiestas se celebraron las finales de las competiciones de rentoy y dominó, los partidos de fútbol de los mayores y en las distintas viviendas se prepararon las migas al tiempo que se freían las engañifas que previamente habían proporcionado los mayordomos a todos los que quisieron colaborar. Mientras tanto los niños brincaban sin parar en el castillo hinchable o pasaban por el taller de maquillaje para convertir sus rostros en los de preciosas princesas o terroríficas fieras. A las dos y media, con puntualidad británica, todos estábamos alrededor de un buen plato con su correspondiente porción de morcilla, panceta, longaniza y otras menudencias para acompañar a la harina de sémola primorosamente aderezada con agua, sal y aceite para convertirse en el rico manjar que son nuestras características migas alcazareñas.

Para refrescar el cuerpo vendrían los chorros de espuma y de agua, y a continuación, como es costumbre, el resto de la tarde estuvo dedicada a los más pequeños con sus juegos, pasatiempos y competiciones.

Largo período para pasarlo en casa con la familia hasta que al filo de la medianoche se procedió a la entrega de trofeos de las competiciones del día y continuar con la verbena nocturna, en la que destacaron los concursos de bailes. El de la escoba ganado por una de las parejas más jóvenes que jamás lo hayan conseguido y el de pasodobles por una pareja de visitantes de avanzada edad que nos acompañaron todas las noches y que llamaron la atención de todos por el dominio de las técnicas en el desarrollo de los distintos tipos de bailes que el grupo musical nos proponía: desde el tango, a la cumbia y sobre todo, como quedó demostrado, el pasodoble.

Una vez concluidas las celebraciones de este año los nuevos mayordomos ya han puesto en marcha la maquinaria para que las próximas no desmerezcan de las anteriores. ¡Seguro que lo conseguirán!

Un afectuoso saludo a todos los visitantes de www.alazardevenus.es

Teodoro Martín.

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