Alcázar de Venus. Fiestas 2014

Después de tantos años escribiendo la crónica de las fiestas de Alcázar de Venus, resulta ya difícil el tratar de ser original en su contenido para evitar caer en la repetición de algunos de los tópicos a los que se prestan estos eventos y, por ende, el relato de los mismos. He repasado todas las crónicas desde 2007 y he ido teniendo en cuenta algunos aspectos en los que no debería de volver a incidir. También ocurre que los programas de los distintos años a veces pecan de mimetismo y ello convierte en algo más arduo conseguir la originalidad por parte del que escribe, pero, en fin, dejémonos de preámbulos y vamos con el desarrollo cronológico de lo que en este 2014 han sido las fiestas en honor de la Virgen del Rosario y de San Antonio Abad y algunos de sus momentos más significativos.

De nuevo, este año, han sido cuatro los días en los que el personal ha tenido que imbuirse de espíritu festivo y colaborar, aunque sólo fuese con su presencia, a un mejor desarrollo de todas las actividades programadas con tan buena fe como acierto por parte de las mayordomas y mayordomos, entre los que abundaban los jóvenes pero perfectamente acompañados de algunos con más experiencia.

Después de la colocación en la pared de la iglesia del cartel con la programación y el repique de campanas, se procedió al lanzamiento de caramelos, globos y juguetes de pequeño tamaño y menor peso para que la chiquillería llenase sus bolsillos a gusto. Allí, al pie de la torre, nos fuimos encontrando con los que han venido ex profeso para pasar las fiestas en el pueblo, unos más habituales y otros a los que hacía tiempo no veíamos por estas latitudes y en estas ocasiones, caso de Antonio Pérez Castilla ("el Maestro" por antonomasia) que junto con Pili, su mujer, han decidido este año venir a pasar las fiestas animados por acompañar a sus nietos más pequeños. Tras los saludos y las mutuas muestras de alegría, nos encaminamos a la Placilla de Abajo donde, tras una breve espera, dio comienzo el pregón de las fiestas.

Este año la pregonera se nos presentó como nieta de Vicente Gómez Carrión. Rocío, que es su nombre, hizo en su alocución un canto a las bellezas intrínsecas de Alcázar, tanto del paisaje como del paisanaje, que hacen que ella, aun no siendo alcazareña, se sienta revitalizada cada vez que pasa unos días en el pueblo. Igualmente recordó a todas aquellas personas de su ámbito familiar y de amistades que hacen que siempre que está por el pueblo la hagan sentir como una alcazareña más. Finalizó su pregón con la recitación de unos atinados y sentidos versos dedicados, como no podía ser de otra manera, a ensalzar diversos aspectos de Alcázar así como expresión de sus sentimientos hacia el pueblo. Tras el pregón, como es habitual, la mayordomía obsequió a Rocío con una placa conmemorativa y un hermosa orquídea.

Mientras comenzaban los sones de pasodobles y otras piezas a cargo del trío "Reflejos", mayordomas y mayordomos obsequiaron a todos los presentes, que así lo quisieron, con unos pastelillos salados que podían acompañarse de un riquísimo mojito al más puro estilo caribeño. Dicen que la verbena duró hasta que las campanas nos despertaron a algunos, bastantes pocos, para asistir al Rosario de la Aurora.

El sábado fue el día grande de las fiestas. Lo comenzamos con el Rosario de la Aurora en su habitual recorrido por las calles del pueblo. Después, a media mañana, comenzarían las competiciones de juegos de mesa, desde el Parchís, al Dómino, y a las doce y media la Santa Misa en honor de los patronos. Fina y su hija Celia entonaron los cánticos que acompañaron con los sones de la guitarra. Los más veteranos ya necesitamos de un reciclaje para ponernos al día en las novedades, así podremos ser más los que nos unamos a ellas en las canciones de la misa. Magnífica la homilía de nuestro párroco haciendo hincapié en lo verdaderamente importante de las celebraciones y de nuestro día a día como cristianos: el Amor, la Misericordia y el Perdón.

Al salir de misa ya se percibía el olorcillo de los ingredientes que los cocineros iban colocando en las paelleras para tener pronto listo el arroz con el que, como cada año, se obsequia a propios y extraños por parte de los organizadores de las fiestas. De nuevo nos volvimos a topar con caras conocidas que aún no habíamos saludado y entre cervecilla y cervecilla y rato de cháchara con los amigos, se fue haciendo tiempo para que, unos de pie y otros acomodados en las mesas que se habían habilitado en la plaza, diéramos cuenta del buen arroz que habían preparado al pie de la torre. Produce gran alegría comprobar como familias completas, o casi al completo, aprovechan la ocasión del Día de la Virgen para reunirse en el pueblo por el que algunos de ellos corretearon de pequeños y en el que sus padres dieron principio a lo que todos son hoy. Buen rato de charla con la mayoría de los miembros de la familia de Frasco e Isabel del Faz. Una Charanga, que más parecía una orquesta en toda regla, nos amenizó el tiempo de la comida con animadas canciones bullangueras que, mientras ellos interpretaban con sus instrumentos, algunos iban tarareando interiormente o a pleno pulmón. Al día siguiente, sin la presencia de la charanga y acompañados de nuevos visitantes, viejos amigos como algunos de los hijos y nietos de Lola la Habanera y Manuel Sabio, entre otros, cambiamos el arroz por una fritaílla de carne, que también estaba para chuparse los dedos.

Por la tarde se llevó a cabo la procesión de la Virgen del Rosario y San Antonio Abad. Con recogimiento, devoción y muestras de una fe que hace que te conmuevas, acompañamos a las imágenes desde la iglesia a la ermita y vuelta a la iglesia, pasando por la Canal, el Cerrillo, la Higuerilla, el Barrio Bajo y la Cruz. Durante el recorrido la charanga de la mañana, convertida en banda de música, interpretó marchas y canciones religiosas que dieron más realce, si cabe, al desarrollo de la procesión.

La noche del sábado se celebró el concurso de disfraces y la del domingo se llevó a cabo la entrega de premios, después comenzaría la verbena. Para algunos que tenemos ya cierta edad y que solemos levantarnos para el Rosario, ya se nos hace más difícil asistir por la noche a la verbena. Como viene siendo costumbre del personal joven la hora de diversión suele comenzar cuando otros ya estamos para meternos en la cama, y así está pasando también en las fiestas patronales: entre pitos y flautas la hora de comienzo del baile se aproxima más a la madrugada que a la noche. Ese tipo de diversión ya nos está vedado a algunos, por ello las dos últimas noches sintiéndolo mucho, nos hemos quedado en casita oyendo a lo lejos las voces de los componentes del trío que amenizaba la verbena. Por eso, en esta ocasión, no podré acompañar estas palabras con fotos de los disfraces, del baile o de la entrega de premios, aunque yo ya he tenido la oportunidad de ver algunas publicadas en los distintos perfiles de Facebook de los amigos de Alcázar de Venus.

Que la Virgen y San Antón nos den fuerza y salud para el año que viene nos volvamos a encontrar por aquí.

Nota. Espero que los amigos de siempre tengan a bien enviar a la web fotos de los eventos a los que yo no pude asistir, o que ellos crean convenientes, en tal caso las publicaré en sus correspondientes apartados.

Alcázar de Venus, 18 de agosto de 2014.

Teodoro Martín.

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