Puchero de matanza

 

Si los platos de cuchara

siempre son bien recibidos,

qué decir de este puchero

recién matado el cochino.

El puchero de matanza

Por nosotros conocido

Es de las cosas más buenas

que en mi vida yo he comido.

Con la lengua y el esternón,

el corazón y el tocino,

los garbanzos y las berzas,

todo ello muy bien cocido,

es comida tan sabrosa

que está que quita el sentido.

 

Ingredientes:

Garbanzos, patatas, habichuelas verdes o col, un trozo de tocino añejo (será lo único viejo en el puchero),  del marrano recién matado: tocino, hueso del pecho (esternón), espinazo, lengua, corazón, papada, rabo, oreja o careta y morcilla.

Preparación:

El día de antes se ponen los garbanzos en agua. También con cierta antelación (la posible) se salarán un poco todos los ingredientes procedentes del cerdo.

En una olla se echan los garbanzos con los ingredientes excepto las patatas, la berza y la morcilla que se añadirán más adelante. Se sazona y se deja hervir a fuego lento por el tiempo necesario hasta que el cerdo esté prácticamente comestible (aproximadamente un par de horas). Al inicio de la ebullición se despuma el agua para eliminar las posibles impurezas.

Una vez se aprecie la textura y consistencia del caldo se puede sacar un poco por si a algún comensal le apeteciera. Se añaden las patatas y las habichuelas verdes o la col y se mantiene hirviendo a fuego lento hasta que estén tiernas (entre 1/2 hora y una hora). Si en algún momento hubiese que añadirle agua porque se viese conveniente, que siempre sea agua hirviendo para no interrumpir la cocción que provocaría el endurecimiento de los garbanzos. La morcilla se le añade al final con el único fin de que se caliente.

Una vez todo listo se vierte el contenido en fuentes amplias, todo en una misma fuente o separando los productos del cerdo de los garbanzos, las patatas y la berza. Hay quien prefiere comerlo todo a la vez y aquellos que comen en primer lugar los garbanzos, patatas y berza y después "la pringá".

Se acompaña con cascos de cebolla cruda, hortalizas en vinagre y aceitunas aliñadas, así como con un buen vino del terreno que ayude a hacer más fácil la digestión.

Es la cena típica del día primero de la matanza, por ello es recomendable aplazar la marcha a la cama el mayor tiempo posible para dar tiempo al organismo a digerir tan ricos alimentos y evitar que nos puedan sentar mal.

Josefa López Arredondo, autora de la receta

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