Alcázar de Venus: "Entre la Nieve y la Mar"

 

"TORTAS DE CUCHARA (O DE CUCHARÁ)"

 

De cuchara o cuchará,

de ambas formas las llamamos,

dependiendo donde vaya

el acento colocado.

 

Son pocos los ingredientes

que hay que tener a mano

para preparar las tortas

que hoy me place presentaros.

Con un cuarterón de harina

pasada por el cedazo,

una pizquita de sal,

por darle un punto salado,

más un chorreón de agua,

que antes ya hemos templado,

y el buen aceite de oliva

que producen nuestros campos,

tenemos los elementos

que serían necesarios.

 

Se hacen unas gachillas

en menos que canta un gallo

como para emborrizar

un trozo de bacalao,

o hacer unos boladillos

con ese mismo pescado,

procurando que el ungüento

no esté ni duro ni blando.

Caliente bien el aceite,

con una cuchara vamos

poniendo en nuestra sartén

porciones de lo amasado,

y le damos vuelta y vuelta

para que adquiera el dorado

que nos dice que las tortas

ya pueden llevarse al plato

y se pueden degustar

con una taza o buen vaso

de leche o de café,

de chocolate o cacao.

Con lo dicho en el romance poco más hay que añadir, pero  me gusta y me place y así me pongo a escribir para dejar los detalles de lo que hay que freír.  

 Ingredientes:

Harina de trigo

Un sobre de "El Tigre"

Sal

Agua

Aceite de oliva

 Elaboración:

En un cuenco ponemos la harina (para hacer probaturas bien vale un cuarto de kilo, para dos o tres personas), le añadimos el sobre de "El Tigre" (los dos sobrecillos que vienen unidos, cada uno con una sustancia emulgente o como se diga) y un pellizquito o dos de sal. Se mezcla todo bien. En un cacico, aparte, hemos puesto a calentar algo así como un vaso de agua, que cuando esté templada la vamos añadiendo a la harina poco a poco. Cuando el agua añadida haga posible batir la mezcla, ésta se bate bien hasta que quede una pasta homogénea y más bien blanda que dura. Ponemos abundante aceite de oliva en una sartén y la dejamos calentar hasta que esté hirviendo. Freímos un poquito de pan para quitarle la fuerza al aceite, y con una cuchara vamos tomando pequeñas porciones de la masa que echaremos en el aceite, las dejamos freír por una cara y le damos vuelta hasta que estén doradas. Las sacamos en un plato con papel absorbente y ya están listas para comer.

Hay quien también le añade a la masa un huevo que bate con toda la mezcla.

Además de con café, leche, chocolate o cacao, también se pueden tomar acompañando al arroz con leche. En cualquier caso están deliciosas, sobre todo si conseguimos que no nos salgan muy aceitosas.

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