Pregón de las fiestas de Alcázar 2011
By Margarita Robinson
Buenas noches, queridos vecinos y vecinas de Alcázar de
Venus.
¡Me quedé muy sorprendida cuando los
mayordomos me pidieron que fuera
la pregonera de Alcázar
este año!
Tras la sorpresa inicial, me
sentía abrumada con orgullo y
gratitud que la gente del
pueblo, al que adoro, me pidan
que haga esto. Es un gran
honor que nunca, nunca voy a olvidar.
No puedo
comenzar a decirles lo que
significa para mí ser aceptada
en este pueblo tan bonito, pero voy a
tratar de decírselo.
Acepté esta invitación con mucha
ilusión porque es una maravillosa oportunidad
agradecer públicamente
a mis vecinos su ayuda, su
amistad y su cariño hacia mí durante
diez años en Alcázar.
A veces, cuando
estoy viajando y trabajando en
el Perú, Bolivia o Escocia, y
no puedo dormir por la noche, cierro los ojos e
imagino de nuevo mi
vida en Alcázar, el sitio lo más bonito y lo más especial en España
para mí. En la cabeza, estoy
caminando por las calles
del pueblo, recitando los nombres
de las personas que viven en cada casa, admirando
los viejos árboles de olivo,
los almendros, la estrella de Venus.
Veo a Rosendo sentado junto a
la iglesia con su perro,
veo la casa azul de Loli, la fuente, y cuando
llego a la casa de Manolo y Palmira, estoy casi dormida. Así que nunca tengo que
tomar pastillas para dormir.
Llegué a Alcázar,
en Noviembre de 2000.
Fue amor a primera vista.
Al cabo de unas ocho semanas había
comprado mi casa. No tenía
experiencia de
la construcción de viviendas, y no
podía hablar ni una sola frase
en español. Empezó una experiencia
inolvidable.
Me gustaría dar las gracias a
Manolo y
Agustín, que construyeron mi hermosa
casa y Levi y Agustín
que les ayudaron. Amigos, gracias por vuestra paciencia
infinita conmigo y
porque no os reíais de mí
cuando traté de hablar
vuestro idioma.
Me gustaría
agradecer a Mari Carmen
y Joaquín, que
me guiaron en cada paso del
camino en mi nueva vida en Alcázar. Ellos
me enseñaron también con paciencia
infinita todas las costumbres
del pueblo, ¿cómo se hacen las cosas
aquí,
dónde obtener el agua, cómo hacen los
altares para Corpus Cristi, cuándo viene el butano...y muchísimas más cosas.
También me gustaría
agradecer a mi querida vecina
Maricelli, por todos sus
consejos sobre mis plantas.
Ella es genial, y me hace reír
casi todos los días. Me considera
una jardinera totalmente inútil,
y gracias a sus consejos,
no todas mis plantas se han
suicidado.
Me encanta su
madre Araceli. Creo que ella
es un ángel disfrazado... Creo
que hay muchos ángeles disfrazados aquí.
Los mayordomos,
me han pedido que les diga un
poco sobre mi vida antes de
venir a España, así que lo
haré.
¿Por qué vine
aquí?
¿Qué clase de
vida tuve en mi propio país?
¿De dónde soy?
Nací
en Irlanda, pero luego fui
adoptada y llevada a Escocia.
Crecí en Escocia, un país
precioso con castillos antiguos, mucha historia,
música preciosa, montañas púrpura y
campos verdes, pero ¡con lluvia
casi todas las semanas!
Así que soy irlandesa de nacimiento,
pero Escocia es el país que mejor
conozco. No tengo un acento
escocés, por eso la gente no
me considera escocesa. Soy
irlandesa, pero no tengo
un acento irlandés, así que la gente
no me trata como
a uno de ellos (algo así como Andalucía y Cataluña).
Esto siempre me
molestaba mucho.
Entonces, ¿a dónde pertenezco?
¿Dónde está mi verdadero hogar?
¿Cuál es mi pueblo?
Aquí en España
siempre seré una guiri,
pero no me preocupa ahora.
¡He aprendido que siempre en cualquier sitio
mi acento les
extraña a alguien!
Dieciséis años
atrás, en Escocia, era la directora de
mi propia Escuela de Arte. Tuve
una buena vida. Me gustaba mucho
enseñar, tenía
dos hijos sanos y guapos de 26 y 27 años, estaba
felizmente divorciada,
con muchos amigos. Pero entonces,
de repente, todo empezó a cambiar. Murió mi pareja,
el amor de mi vida, y mi madre biológica, también mi madre adoptiva.
Así que comenzó un período de
cinco años que podría llamar la
noche oscura del alma.
Sin embargo, todavía creía que todo
el mundo tiene su ángel de la
guarda, y el mío me llevó a
España.
Por lo tanto,
llegué a las Alpujarras en 1996 para
una semana de vacaciones. ¡Todavía
estoy aquí, quince años más tarde!
En los últimos años, cuando viajo lejos
de aquí, me encanta compartir las historias
de mi vida en el pueblo,
y sobre todo me encanta
hablar de los seres queridos que
ya no están con nosotros.
Eran caracteres maravillosos,
adorados por sus familias, a
menudo tan sabios y siempre
muy ingeniosos. Su influencia
y su amor viven
en el pueblo todavía y para siempre. Estoy segura
de esto. Hablo de Angustias, mi
queridísima vecina, Andrés, que
siempre parecía estar sonriendo,
Paquito, el hijo de Araceli al que
adoraba. El padre de Mari, Antonio.
El padre de Joaquín, Juan. El marido de Elena, Pepín. El
padre de Pili, José, y más.
Nunca olvidaré a estas personas.
Y también, siempre me gusta hablar de
las mamás de la aldea
que trabajan tan duro y
tan dedicadas a sus
familias, incluyendo
a sus suegros: hablo de Loli, Lola,
Carmen, los dos Encarnis,
Maruja, Palmira, las dos Pilis,
de Alicia y la joven Merche.
Bueno, en 1996, estaba
tan triste que decidí cambiar mi
vida. Cerré mi escuela de
arte y tomé un año sabático,
y mi ángel de la guarda
me llevó a Las Alpujarras, y después a Alaska. Hice
viajes de acá para allá durante 5 años. Estaba pintando y escribiendo libros,
haciendo exposiciones de mis pinturas en muchos países.
Por último, mi corazón comenzó a
reparar y me devolvió la
alegría de vivir. Luego me enteré de
Alcázar. ¡Mi
sabático había durado cinco
años! Estaba lista para
comenzar a trabajar de nuevo. Pero
no quería enseñar
Arte otra vez, no, quería
ayudar a otras personas a superar su
tristeza por la pérdida de
un ser querido. Alcázar
parecía el lugar perfecto.
Lleno de belleza, lleno de paz,
lleno de gente tan cariñosa
y tan amable. Finalmente, había
encontrado mi pedazo de paraíso y de paz.
Mis hijos se
han casado y tengo cuatro
nietos preciosos en Escocia. Desde
hace tres años empecé a trabajar para dos
organizaciones benéficas en el Perú y
Bolivia. Recaudo dinero para
las medicinas y útiles escolares para
los niños pobres que viven en sitios
muy remotos en las montañas de Perú. Me
apoya un centro de arte
para los niños de la calle en
Bolivia. La vida ahora es
maravillosa.
No podría haber
creado esta maravilla, sin la
ayuda y la amistad de mis
vecinos de Alcázar. Especialmente,
quiero agradecer a Pepe,
Agustín Consuelo y Miguel, por todos sus regalos de
verduras frescas durante tantos años.
También quiero agradecer a
Carmen y
Vicente por tantas
veladas agradables en su hermosa casa, y muchas
vísperas de Año Nuevo
inolvidables.
Hay otra persona muy
especial que he llegado a conocer
en Alcázar. Mi
querida amiga Loli.
Es mi alma gemela,
una hermanita, una verdadera amiga.
Ella es un sol, una joya en
mi vida, y valoro su amistad
más de lo que nunca
se sabe.
Y, por último, un
agradecimiento muy grande a los niños
y adolescentes de Alcázar:
Mari Carmen, Ángel, Nuria,
Adrián, Rosa, y el pequeño Rubén.
Ellos traen una gran alegría a
mi vida.
Tengo muchas
memorias preciosas de
los adolescentes cuando fueron niños, de Jonathan,
jugando con ranas y gatitos, de Nacho en su bici, de Daniel,
Ali, y Maria pintando en mi casa, de
David trabajando con su tía Anita en su cortijo, y los adultos jóvenes, Mari
Elena leyendo la Biblia en la iglesia, Agustín, con su yegua, Neftali con sus
perros, Leví y José con sus motos.
Un verano, en clases de pintura en mi casa, Elena, la
mujer de Pepín, después del trabajo, nos dedicó una actuación teatral
impresionante: imitaciones de personajes típicos del pueblo, chistes, cuentos y,
sobre todo, la imitación que hizo de mí misma. Impresionante el espectáculo.
Elena es una
gran actriz, una gran maestra
y una amiga muy querida.
Y, finalmente,
una palabra a dos amigos
ausentes, Teodoro y
Maruja. Enhorabuena por
la boda de su
hija María, mañana. Estoy segura de
que todos les deseamos mucha
felicidad, salud y prosperidad
en sus vidas en Egipto.
¡Qué privilegio
ha sido llegar a conocer a la
gente de este pueblo
maravilloso y convertirme en una
pequeña parte de ella.
Gracias desde el
fondo de mi corazón por aceptarme.
Finalmente sé
dónde está mi casa.
Y por favor, perdonadme por
mi acento terrible, y
por favor, perdonadme si
me he olvidado de mencionar
a alguien que debería haber incluido.
Recordando al poeta Antonio Marchado, diré:
¡Pueblo de Alcázar,
mi aldea,
soñaré contigo
cuando no te vea!
Que la Virgen del Rosario os bendiga. Os quiero mucho.
Viva Alcázar, Vivan las fiestas de
2011. |