Pregón de las fiestas de Alcázar 2012
Por Elena Alonso
Me ha
tocado aceptar la amable invitación de los mayordomos y mayordomas para pregonar
las fiestas de Alcázar 2.012. No tuve titubeos en aceptar pues nunca me ha
gustado rechazar una petición
vuestra a quienes debo tantos favores.
Pregonar
a Alcázar es pregonar su entorno paisajístico de excepción, su mancha verde de
pinos y viejos encinares, que alegra este entorno y da vida y trabajo.
Pregonar
a Alcázar es fijarse y sentir el abrazo de las montañas que la circundan y
detenerse en cualquiera de sus rincones adornados de macetas que las mujeres de
esta aldea miman diariamente con esmero.
Pregonar
a Alcázar es admirar y visitar su iglesia, antigua, pequeña, acogedora, de bello
artesonado, cuya reina, la Virgen del Rosario y San Antón actúan de patronos
protegiendo a todos los que se acercan con humildad a ella.
Pregonar
a Alcázar es recordar con nostalgia a aquellas personas que nos precedieron. Mi
querido vecino, José ¨de los Bancales¨. Las uvas que cuelgan de las parras
plantadas por él en mi casa son testigos de mi agradecimiento. Y, muy
recientemente Antonio Gómez.
Pregonar
a Alcázar me trae a la mente al poeta Fray Luis de León:
¡Qué
descansada vida
la del
que huye del mundanal ruido
y sigue
la escondida
senda por
donde han ido
los pocos
sabios que en el mundo han sido!
Este
pueblo es para mí un refugio de paz, de tranquilidad. El sitio idóneo para
pensar, donde me gusta vivir y gozar del bien que debo al cielo, a solas, sin
testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanza, de recelo.
Hace 31
años visité esta aldea por primera vez. Me acogisteis con agrado y simpatía y,
aún hoy, disfruto de ese privilegio. No he nacido aquí, pero he vivido entre
vosotros la mayor parte de mi juventud. Aquí están los mejores recuerdos de mi
vida, una infancia feliz de mi hijo y la huella imborrable que en mí ha dejado
la persona que fue vuestro amigo y mi compañero del alma, Pepín. Me llenan de
orgullo las innumerables veces en que me habéis hablado de la figura del
comandante Jiménez como benefactor de todos y cada uno de los mozos que iban a
hacer el Servicio Militar, pero sobre todo, me hubiera gustado conocer a su
mujer, Araceli. He oído de vuestros labios muchas veces la frase: “era una
santa”.
Gracias,
gracias, gracias.
Parece
que estoy viendo a Rosario ¨La Primitiva¨. Cuando nos oía llegar de Granada.
Salía a abrazarme diciendo: ¨doña Elena, como si llegara mi madre¨
Si la
puerta de mi casa la veis con flores es porque una mano vecina las cuida.
Si este
pueblo es conocido en el mundo, Teodoro ha dado el gran paso de trabajar,
desinteresadamente, en ello.
Si
necesito un favor, ¿quién me lo ha negado?: nadie. Todos estáis ahora mismo en
mi pensamiento. Y mi ahijada, Elena, no podía ser menos.
Ahí está
siempre alentándome con sus palabras amables esa gran señora, ¨mi madre¨,
Mariquita.
Lola
Medina y sus cinco hombres son mi salvación en muchas ocasiones. Y la entrañable
amiga Margarita, también me honra con su presencia en las visitas a casa.
Amigos,
Mari y Pepe. Compañeros siempre en mis momentos malos y felices.
Alicia y
Antonio, Rosa y Adri. Gracias por vuestra inestimable amistad y cercanía.
Gracias a
los que, viéndome subir a casa cargada, no habéis dudado en echarme una mano
generosa.
Y, ahora,
disfrutemos todos de la labor inestimable de Ernesto que cada día se esfuerza en
sacar a la alcaldesa algún beneficio para este rincón tan querido por él, su
pueblo natal. Gracias Ernesto. Ha sido todo un detalle priorizar el asfalto de
la calle de Pepe ¨el albañil ¨ para que tenga un fácil acceso cuando nos
visite.
¡Qué
bonito nombre, Alcázar de Venus! Venus, la diosa de la belleza. Venus, el
planeta que nos acompaña, el que brilla más en el firmamento después del sol y
la luna.
También
nosotros debemos brillar como seres excepcionales. La vida es un bien escaso que
disminuye con cada latido del corazón. Por sabernos mortales nos
individualizamos y generamos desesperación hecha de miedos, codicia y
agresividad.
La fiesta
viene a quitarnos la venda para que disfrutemos con alegría de haber nacido.
Estar vivos aquí y ahora es un privilegio.
Que las
piñas que adornan nuestro pinar sean el símbolo de cohesión de nuestro pueblo.
Vivamos todos unidos como una piña y ¨el que esté libre de pecado que tire
la primera piedra¨
No
olvidéis que vosotros sois los anfitriones, los protagonistas. Vosotros hacéis
grande la fiesta y acogéis con júbilo la presencia de quienes nos visitan.
Alcázar
de Venus,
hermosa
aldea,
soñaré
contigo
cuando no
te vea.
Que la
Virgen del Rosario os proteja y os ayude siempre.
Os quiero
mucho.
¡Viva la
Virgen del Rosario!
¡Viva
Alcázar! |